Al aproximarnos a una nueva fecha de la conmemoración de un nuevo Día Internacional de la Mujer se hace habitual reflexionar y cuestionar cuantos y cuales han sido los avances conseguidos por las mujeres desde que comenzaron las luchas y reclamos de las primeras feministas, hace poco más de 200 años.
Cabe recordar que fue en plena efervescencia de la Revolución Francesa (1789) cuando Olimpia de Gouges se animó a proclamar la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana, en respuesta a la famosa Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, en el que -pese a lo que pueda decir la Real Academia- el género masculino del sustantivo no tuvo valor universal ni genérico, ya que las mujeres revolucionarias quedaron excluidas de la condición de ciudadanas y de los derechos políticos y civiles que si se reconoció a los varones. Por “tamaña” osadía, Olimpia terminó guillotinada por los mismos revolucionarios con los que luchó.
La lucha de las mujeres por la igualdad en derechos y reconocimientos con nosotros los varones, ha sido larga, angustiosa y repleta de reveses, de avances y retrocesos, de discursos prometeicos y actos canallescos.
La literatura, como todo el vasto campo cultural, no escapa a esta situación. Por el contrario, tal vez sea la disciplina artística que con mayor claridad nos permita ver los avances notables que las mujeres han tenido a o largo de la Historia, pero también esos otros aspectos que, por más avances y leyes que existan, siguen existiendo en nuestro psiquis, en el imaginario colectivo que todos, más o menos compartimos.
Vamos a verlo en estos diez personajes femeninos:
- Eva: si bien probablemente no sea el personaje más popular o el más querido, es inevitable comenzar con ella, entre otras cosas porque es de los primeros personajes femeninos que aparecen en la literatura universal. La pobre Eva representa el estereotipo de la mujer frívola, que pese a la advertencia divina, se deja seducir por la promesa de la serpiente, condenando así a toda la Humanidad a una existencia penosa, de trabajo y muerte. Su condena, por tanto, es “a parir con dolor “ y a estar sometida a la autoridad del varón. Demasiado castigo por comer un fruto que estaba ahí, al alcance de la mano.
- Helena: el segundo personaje femenino que tenemos representa un estereotipo igual de vigente hasta el día de hoy: el de femme fatale. Cabe recordar que Helena estaba considerada la mujer más hermosa del mundo. Casada con Menelao, rey de Esparta (quien accedió al trono por su matrimonio con Helena) fue raptada por el príncipe troyano Paris, desatando así la inmortal guerra de Troya, en la que más de 1.000 barcos y 100.000 guerreros cruzaron el mar, sólo para recuperarla… y de paso saquear a la ciudad, llevarse sus riquezas, y violar y esclavizar a las troyanas sobrevivientes.
- Penélope: de la femme fatale pasamos al estereotipo opuesto: el de la mujer fiel, leal y abnegada. Penélope, esposa de Ulises, espera su regreso a su isla-reino durante 20 años, en los que debe hacerse cargo de la administración de la casa, criar a su hijo, y soportar la presencia de numerosos pretendientes que imaginándola viuda la presionan para que tome a uno de ellos como nuevo marido, mientras viven a expensas del vino y el ganado del rey ausente
- Medea: este personaje femenino da su nombre a una tragedia de Eurípides. Si Antígona representa la fuerza moral frente a leyes injustas, y la resistencia heroica, pero condenada; Medea representa la insurrección frente a una situación profundamente desigual: extranjera, casada con Jasón, debe vivir la afrenta de que éste la abandone con sus hijos, para buscar mejor fortuna junto a otra mujer; mientras ella no puede hacer lo mismo con otro hombre. Ésta situación injusta, de opresión, desatará la tragedia, y nos presenta unos de los primeros ejemplo de otro estereotipo: la bruja.
- Scherezade: en las 1001 y una noches, Scherezade es el personaje que se encarga de dar coherencia interna al relato, siendo la encargada de relatar una historia distinta cada noche al sultán, su marido. Es de notar que su motivo era evitar ser ejecutada por la mañana, por lo cual, comenzando una historia e interrumpiéndola al amanecer, conseguía mantenerlo tan intrigado como para suspender la ejecución, hasta que, completamente rendidos a sus encantos, termina desistiendo de su idea.
- Ofelia: tal vez no haya personaje más inocente en Hamlet, la conocida tragedia de Shakespeare, que Ofelia, una joven vivaz, alegre y sensible que está profundamente enamorada del trastornado y lúgubre príncipe danés, que vive más pendiente del fantasma de su padre, de la venganza contra su tío, y sus propios idas y vueltas conceptuales. Al final, tanto juego intelectual, tanto histeriqueo por parte de Hamlet, terminan enloqueciendo a Ofelia, que termina así representando a otro estereotipo femenino: la loca.
- Nora Helmer: en los 3 actos que se desarrolla Casa de Muñecas (Henrik Ibsen, 1879) la protagonista pasa de ser un ama de casa sensible y emocional, entregada por completo y sin cuestionamientos al rol que la sociedad le asignó por su condición de género; a ser una mujer independiente, que rompe con los paradigmas sociales y los estereotipos de género, abandonado a su marido y sus hijos porque antes que todo debe atender los deberes “consigo misma”. No es la primera, pero tal vez sea el mejor ejemplo de la mujer moderna, que se da cuenta que para poder ser mujer no tiene porqué estar a la sombra de ningún varón, ni cumplir con la maternidad como mandato social.
- Margarita: en El Maestro y Margarita (Mihail Bulgakov, 1940) la protagonista lleva una vida insulsa en el Moscú stalisnista, casada con un hombre al que hace tiempo no ama, hasta que conoce al Maestro. Cuándo éste es ridiculizado y luego encerrado por escribir su novela sobre Jesucristo, Margarita se cruza con el Diablo y su peculiar corte, que están de visita interesados en la marcha de la Revolución Rusa. Sin dudarlo, hace un pacto con el diablo, que la convierte en bruja, y con sus nuevos poderes se venga de los burócratas que encerraron a su amado, lo libera, y consigue la salvación de ambos. Margarita representa la pasión por la vida y la libertad, al igual que la comprensión que en nosotros anida la luz y la oscuridad.
- Úrsula Iguarán: hay muchos ejemplos de matriarcas, pero ninguno está mejor escrito y descrito, que el de la fundadora de la estirpe Buendía en Macondo. Por generaciones será su fuerza de voluntad, su ingenio, y su sentido práctico, el que mantendrá funcionando la casa, pase lo que pase: temporales, revoluciones, políticos, diluvios. Es recién cuando fallece, a los 120 años, que la familia, la casa y el pueblo empiezan su decadencia.
- Daenerys Targaryen: entre la multitud de heroínas, villanas y personajes femeninos poderosos que pueblan la literatura contemporánea, Daenerys, de la Casa Targaryen, se destaca por comenzar siendo ésta adolescente frágil, manipulada a su antojo por un hermano abusivo, quien la ofrenda en matrimonio a un salvaje que no duda en violarla la noche de bodas; a convertirse en una mujer fuerte, asertiva, líder de una horda de salvajes, del ejército más temible del continente y “madre” de 3 dragones, con los que conquista sucesivamente 3 ciudades esclavistas, liberando a los esclavos de su yugo, mientras se prepara para la reconquista del trono que por siglos ocupó su familia.