lunes, 21 de octubre de 2024

Representantes de siete instituciones a una misión científica en Canadá

El código de barras de ADN es una herramienta con un “potencial impresionante” para Uruguay, pero está desaprovechada a causa de nuestra pobre base de referencias...

La situación que podría cambiar con el curso que harán siete investigadores en la meca del barcoding, un proyecto revolucionario en un contexto de declive global de la biodiversidad.

Podría ser el argumento de una película de ciencia ficción, plagada de aventuras y personajes con características bien diferenciadas para condimentar un poco la trama. Siete especialistas de áreas distintas se embarcan en un viaje científico con más de 1.000 muestras de organismos representativos del lugar donde viven, en un periplo que podría ser transformador no sólo para ellos sino para toda su comunidad científica.

Hay biólogos, taxónomos, bioquímicos, botánicos, especialistas en biotecnología, entomólogos. Llevan tejidos y muestras de ADN de mamíferos, plantas, macroinvertebrados, insectos, arácnidos, parasitoides, lombrices, bacterias, algas, hongos y protozoos, entre otros organismos.

Si la descripción correspondiera realmente a una película de ciencia ficción, llevarían también algún robot o una inteligencia artificial con tendencias homicidas o alguna muestra viva capaz de escapar de su confinamiento con resultados desastrosos. De hecho, variaciones de esos mismos argumentos se dan en los films Planeta rojo, El marciano y Vida.

El argumento podría corresponder también a una película basada en las grandes expediciones científicas de la Era de la Ilustración, aunque en este caso su objetivo no es traer muestras de flora y fauna al país sino exactamente lo contrario.

Nada de eso ocurre en este caso, porque los especialistas son representantes reales de casi todas las instituciones uruguayas relacionadas con la biodiversidad, como la Facultad de Ciencias, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), la Facultad de Agronomía, el Ministerio de Ambiente, el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).

Para Uruguay esta es una aventura necesaria pero muy reciente. La primera iniciativa para una base de referencia de secuencias de barcoding a escala país fue impulsada en 2014 por el entonces ministro de Educación y Cultura Ricardo Ehrlich al regresar de un viaje a Washington con el expresidente José Mujica. Consiguió un acuerdo con la Smithsonian Institution –el otro gran nodo de barcoding a nivel mundial, además del de Paul Hebert–, pero el proyecto avanzó poco y quedó trunco.

En 2018, con el financiamiento del Convenio de Diversidad Biológica, se organizó un curso del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba), el IIBCE y la Universidad de la República que permitió avanzar con la creación de un nodo nacional de barcoding. La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología nucleó ese movimiento y con fondos del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (de Canadá) y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) se logró que siete instituciones realicen el curso en el laboratorio de Paul Hebert, pensado específicamente para ellos. La pandemia congeló los planes a comienzos de 2020, pero la expedición saldrá finalmente en marzo de este año.

Los siete tripulantes de la Misión Barcoding

  • Ary Mailhos, 26 años
    Especialidad: magíster en Ciencias Biológicas en el área botánica.
    A quién representa: Facultad de Agronomía.
    Qué lleva: muestras de plantas representativas de los pastizales de Uruguay.
    Investigadores responsables: Claudio Martínez, Andrés Costa, Mauricio Bonifacino, Raúl Platero, Inés Ponce.
  • Claudia Elizondo, 39 años
    Especialidad: bióloga, magíster en Ciencias Veterinarias, doctorada en medicina de la conservación.
    A quién representa: Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Dinabise), del Ministerio de Ambiente.
    Qué lleva: muestras de flora y fauna de interés para la conservación.
    Investigadores responsables: Mariana Cosse, Susana González, Ana Laura Mello, Alejandro Sequeira.
  • Renzo Vettorazzi, 29 años
    Especialidad: magíster en Ciencias Biológicas especializado en taxonomía de helmintos.
    A quién representa: Facultad de Ciencias y MNHN.
    Qué lleva: muestras de peces y helmintos (gusansables: Néstor Ríos, Wilson Serra, Fabrizio Scarabino.
  • Natalia Rigamonti, 43 años
    Especialidad: bioquímica, magíster en Ciencias Biológicas con énfasis en biotecnología ambiental.
    A quién representa: LATU.
    Qué lleva: muestras de macroinvertebrados acuáticos.
    Investigadora responsable: Graciela Ferrari.
  • Leandro Capurro, 25 años
    Especialidad: biólogo con especialidad en biotecnología y especies invasoras.
    A quién representa: Facultad de Ciencias.
    Qué lleva: muestras de invertebrados, principalmente acuáticos.
    Investigadores responsables: Rafael Arocena, Gabriela Failla, Ernesto Brugnoni, Diego Lercari, Gabriella Jorge, Pablo Muniz, Carmela Carballo.
  • Mario Giambasi, 35 años
    Especialidad: bioquímico, magíster en Ciencias Agrarias.
    A quién representa: INIA.
    Qué lleva: insectos de interés agronómico, asociados a cultivos de secano, hortícolas, citrícolas y forestales.
    Investigadores responsables: José Buenahora, Ximena Cibis, Silvia Pereira, Gonzalo Martínez.
  • Laura Montes de Oca, 43 años
    Especialidad: doctora en Ciencias Biológicas.
    A quién representa: IIBCE y Facultad de Ciencias.
    Qué lleva: arácnidos e insectos.
    Investigadores responsables: Macarena González, Leticia Bidegaray, Ivanna Tomasco, Víctor Pacheco, María José Albo, Patricia González, Estrellita Lorier, Fernando Pérez-Miles, Miguel Simó, Silvana Greco.

La Diaria.

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