De la risa…
Estás sentada en la silla de la cabecera de la mesa, ese lado que fue propio de los jefes
Sostenes el tenedor y pinchas una papa frita blanda del delivery de la noche anterior
Las artes culinarias te fueron negadas en el combo de rebeldías
Tus días no tienen besos, ni caricias, ni justificaciones, ni apegos
Seguís sentada y mirás tu vida enteramente, y ves tu única manera de vivir
Tenés siete años, tu sonrisa es fresca como la brisa que se cuela en un cálido día
Un día despertas en un cuerpo que te aprieta la respiración
Las benditas costumbres se convierten en el abrazo de un padre inalcanzable
Tu fresca sonrisa de panza se vuelve llanto de vergüenza de que quien adolece
Tenés 20 años niña prodiga que mastica con la boca cerrada y se apropia de la RAE.
Los cortejos que recibís hablan de completarte en la necesidad de un hombre
Y de tu sorprendente capacidad para procrear y acunar el futuro del capital
Cada mañana y cada noche se convierten en el ritual para mutilar tus pensamientos subversivos
Tus días son para preservar la unión en pro de ese bienestar común que escribió algún guionista ortodoxo
Tenés treinta años, 20 kilos más, y ya no soportas las barreras que diseñaron tus manos
Te miras al espejo y comenzás a reír a carcajadas, no tenés piedad
Creíste que levantar la caca del perro en una bolsita, te hacía especial.
Entre carcajadas sentís ese miedo terrible de encontrarte deshabitada
Y desde muy lejos, escuchas el susurro de tu risa de panza como un arte
Y lentamente comenzas a enfrentar a ese mercader que comanda los latidos de tu Ser.
Por: Gina Silva