Por: Elena Lujambio
Las ciudades como las conocemos hoy, han recorrido una larga historia. Por una parte se las señala como sitios de oportunidad y desarrollo, por otro destructoras ambientales en muchos sentidos. Iremos analizando en varias entrgas, desde distintas visones y enfoques, la relación urbanismo- biodiversidad tratando de respondernos los límites, posibilidades y desafíos.
“Desde que el mundo es mundo”, dirían nuestros mayores, los seres humanos hemos ido transformando el lugar que habitamos, parte por adaptación y sobrevivencia, parte inquietudes propias que nos impulsan a ese movimiento.
En ese sentido la urbanización es consecuencia de ese ”movimiento” colectivo de adaptación y sobrevivencia. De esas inquietudes que dieron lugar a diferentes procesos multidimensionales humanos, conformando comunidades que se fueron modificando con rapidez y cambiando definitivamente el suelo donde se asentaban.
A través de la historia hay sobrados ejemplos de cómo las comunidades humanas han aceptado desafíos, oportunidades y aprendizajes y las consecutivas respuestas ante el medio natural. Al reconocer imprevistos y consecuencias, se pueden obtener soluciones a largo plazo y bajo costo.
Los problemas que fueron surgiendo antiguamente pueden enfocarse desde 3 visiones:
- Conociendo dónde están los recursos, qué movimientos y gastos energéticos son necesarios para obtenerlos.
- Cuál es la mejor forma de manejar los recursos que posibilite el crecimiento local de productos.
- En la medidad que el crecimiento de la comunidad avanza, las complejidades también, lo que debe estar respaldado desde instituciones representativas que orienten.
Expliquemos un poquito cada visión, en la primera el traslado hacia los rescursos naturales implicaba conocer ciclos, momentos adecuados, etc, como forma de asegurar la subsistencia humana. Por lo que era habitual el desplazamiento constante y periódico a lugares que asegurasen agua dulce y recursos naturales. Esta visión se comenzó a modificar hace 10.000 años con la agricultura, por lo que se encontraron soluciones mediante la gestión de los ecosistemas, mejorando la productividad. Así se logra alimentar a mayor cantidad de personas asentadas en sitios permanentes, desarrollando técnicas agrícolas y consiguiendo el aumento y expansión de la población sedentaria. Las aldeas agrícolas evidenciaron ser muy resilientes dado el tamaño, el respeto equilibrado hacia el ecosistema entre la extracción y su regeneración y la productividad conforme a la conservación. Y se comenzó a requerir más mano de obra para las diferentes actividades que fueron surgiendo, se necesitó más población cercana asentada. Este crecimiento poblacional trajo transformaciones en el ordenamiento social y económico, aquí surge la tercer visón para resolver el problema, dando lugar a innovaciones y complejidad a la estructura social. Se dan rasgos distintivos de Urbanismo: la escritura, la unificación de comunidades en una sola conformando civilizaciones (Mesopotamia, Egipto, Grecia, etc); otros rasgos urbanistas como grandes edificaciones, especialización de artesanos y trabajo, avances tecnológocos y científicos, el intercambio de bienes, la búsqueda de nuevos lugares de aprovisionamiento. Muchos de estos avances implicó la jerarquización social, un gobierno y un sistema legal
La estratificación jerárquica de clases sociales se generalizó con el avance de la urbanización, algo que se sigue manifestando en la mayoría de las ciudades de hoy en día.
Bibliografía:
Elmqvist, T.; Redman, Ch.; Barthel, S. y Costanza, L., 2013. Historia de la Urbanización y de la ecología perdida, Cap. II, pág. 13- 30. Urbanización, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos: cambios y oportunidades. Springer Open.
1 comentario en “Ciudades y diversidad biológica”
Hermoso,espero más publicaciones,hay q sumar ideas para cuidar lo q queda de naturaleza autóctona