sábado, 12 de octubre de 2024

La crisis educativa preocupa a toda Latinoamérica

“La entrega de dispositivos no mejora los aprendizajes en sí”, dijo Robert Silva en la cumbre “Un compromiso para la acción sobre los aprendizajes básicos y su recuperación”, en Bogotá.

Ministros, directores, representantes de organismos internacionales y expertos de la educación de más de 20 delegaciones de Latinoamérica y el Caribe se reunieron en una nueva cumbre para analizar la situación a nivel regional. El evento, que se realizó en Bogotá, se tituló «Un compromiso para la acción sobre los aprendizajes básicos y su recuperación» y contó con representación uruguaya.

El gobierno de Colombia se unió al compromiso global para garantizar los aprendizajes fundamentales de los niños y niñas, y ahora está liderando y convocando a otros países a aportar a esta causa.

El congreso parte de una estadística que se midió internacionalmente luego de la pandemia y que preocupa a muchos países de la región: cuatro de cada cinco estudiantes de sexto de Primaria en Latinoamérica y el Caribe no pueden leer un texto sencillo. Sin embargo, los expertos aclaran que los países relevados son «muy heterogéneos» en población y en capacidades.

A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los gobiernos, profesores y padres, los niños y niñas han perdido, en promedio, el equivalente a 1,5 años de aprendizaje durante el 2020 y el 2021. Luego de dos años de cierre de escuelas en la región, algunos durante períodos más largos y otros más reducidos, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de 10 años, según estudios actuales. Y los más pobres son los más afectados.

Es por eso que los países de Latinoamérica y el Caribe se unen detrás de un norte común. Creen que el primer punto para revertir esta situación es focalizarse en los aprendizajes básicos, es decir, lectura, escritura y matemáticas.

«Los programas de recuperación temporales y a pequeña escala no solucionarán la crisis de aprendizaje. Y las soluciones a largo plazo y a gran escala requerirán la inversión en educación más ambiciosa de la historia de la región», según se indicó en una de las premisas de la cumbre. Lo que varios de los ponentes afirmaron es que no se trata solo de incrementar los recursos y las inversiones, sino de también garantizar un uso eficiente de los recursos ya disponibles.

También se destacó la utilización de la tecnología en la educación y muchos países plantearon sus dificultades para lograr el acceso y la conexión de forma universal. Norbert Schady, economista Jefe Global de Desarrollo Humano para el Banco Mundial (BM), felicitó a Uruguay por el Plan Ceibal al compararlo con otros países de la región. Mencionó que Uruguay fue uno de los primeros países del mundo en reabrir las escuelas y liceos a pesar de que tenía una de las mejores condiciones del mundo para habilitar la educación remota a partir del Plan Ceibal.

En el país las escuelas cerraron por 25 semanas, mientras que en Brasil fueron 60, en Filipinas 75 y en Uganda casi 80, según el informe «Bandera» que publicó el BM hace un mes.

El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, viajó a Bogotá y participó como mediador en una ronda de discusión ministerial compuesta por Brasil, Venezuela, Granada, Honduras y República Dominicana.

Comenzó su intervención con un mensaje claro: los países latinoamericanos no pueden apuntar a volver a las estadísticas pre-covid porque eso sería volver a la zona de confort, en parte también porque durante la pandemia hubo muchas innovaciones pedagógicas, sobre todo mediante la tecnología.

Sin embargo, también enfatizó que la innovación tecnológica por sí misma no es suficiente. «Por experiencia propia les puedo decir que la entrega de dispositivos no mejora los aprendizajes en sí, la entrega de computadoras tiene que ir acompañada por una planificación por parte de las escuelas, los docentes y las familias. Debe haber una mediación y planificación», remarcó Silva.

Aprendizajes de lengua caen 34% en Uruguay

El último informe del Banco Mundial indicó que durante 2020 y 2021 en Uruguay hubo una caída en niños en edad preescolar del 34% en los aprendizajes en lengua y 29% en matemáticas. Esto, según el economista Schady, es grave por lo determinante que resulta esta edad para del desarrollo cognitivo. Además, en el caso de los niños menores de cinco años, se perdió un 40% de los años de aprendizaje durante la pandemia en el país y cayó un 16% la asistencia al día de hoy.

La reforma educativa como faro en el país

El presidente de la ANEP detalló cuatro puntos que para Uruguay son fundamentales a la hora de pensar el sistema educativo en la era pos-covid y que, básicamente, se materializan en la Transformación Educativa que lleva a cabo el gobierno.

En primer lugar, mencionó una necesidad de cambio curricular que comprenda «el qué, el para qué y el cómo». Lo segundo, algo que Uruguay aprendió durante el covid según Silva, es sobre el acompañamiento de los estudiantes, que sean parte de su proceso de aprendizaje.

«Hoy en nuestros países los niños no se sienten parte y no encuentran su lugar en el mundo y la educación no está contribuyendo para que el ser humano encuentre este proyecto porque la educación no ocupa el lugar que antes ocupaba», expresó el jerarca.

En tercer lugar, destacó el avanzar hacia una política nacional docente, que es algo que todos los estados deben preguntarse. Que haya carreras, educación de grado y de posgrado. «¿Cuántos de nuestros docentes siguen ascendiendo principalmente por antigüedad? ¿Cuál es el premio de ser un buen docente, de formarse?», reflexionó Silva.

Por último, mencionó lo que tiene que ver con la gestión institucional porque, según el presidente de ANEP, de nada sirve la visión centralista en donde la planificación resuelve todo y los demás entes ejecutan.

El País.

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