“… Y si mi boca de dragón enciende la mecha. Y no te gusta que diga una sola verdad…” así continua una canción de La Renga. Y perfecciona muy bien lo que está sucediendo por estos días, semanas y meses que vendrán en cuanto a la política electoral que tendrá que enfrentar Argentina para elegir su nuevo presidente y cuerpo político.

Todo esto apunta a una nueva discusión que se presenta a través de una grieta política establecida desde hace mucho tiempo, donde el fuerte del Kirchnerismo que dejo en soledad absoluta al presidente Alberto Fernández aun no resuelve candidaturas, pero es agraviante con los que ya se presentan como presidenciables, eligiendo a un rival en concreto, para deslegitimarlo o para elegir con quien perder; que está en el manual de la política electoral.

En un país donde hoy se discute una situación social, política y económica, con la inflación que se disparó a un 104% en marzo del 2023, con datos de un nivel de pobreza donde hay 18.679.605  de personas afectadas y 3.859.816  de personas en la indigencia, la gimnasia electoral del oficialismo es apuntar contra el crecimiento sostenido de un economista, anarcocapitalista que se presenta como tal y defiende postulados libertarios, poniendo en el debate autores, políticas y paradigmas que se habían quedado obsoletos en el desorden ideológico que Argentina atraviesa, hablamos de Javier Milei.

En la inteligencia de Cristina Kirchner, quien por los últimos días se mostró públicamente fuerte, evidenciamos que los viejos postulados de la memoria no contribuyen. Traer al debate del 2023 la figura de Néstor Kirchner, quien obtiene conjuntamente con Alfonsín, las valoraciones de opinión publica más altas luego de la Dictadura Militar, hoy quedó a un lado. El público menor de los 30 años, que discutía el statu quo y el conservadurismo social, que supo atraer la figura de Néstor Kirchner, hoy se está yendo para el nuevo discurso anti-casta política que Javier Milei presenta, que atrae, convence y se desparrama por las nuevas tecnologías que hoy son punta en lanza de la nueva política estratégica.

Estamos frente a un giro innegable de lo que la política Argentina tiene en su ADN, la cual permitirá un cambio de rumbo o una solidez institucional. Estamos también, frente a lo que puede resultar el fin de una era que ni la mismísima Cristina Kirchner supo imaginar, eligiendo en conferencia de prensa a quien atacar, posicionándolo como el enemigo a combatir en situación de no ganar el Kirchnerismo una elección más. 

En todos estos meses, en análisis deberá de centrarse, en cuanto es el costo y el beneficio de los resultados electorales que se puedan estar dando y su influencia en nuestro país. Seguramente, seremos quienes veamos un nuevo escenario político en la orilla vecina, que también podrá marcar para nuestra política regional, un cambio de paradigma sin precedente alguno.