Radio EL VIGÍA

¿Armaron el arbolito?

Debo reconocer que pasó el 8 de diciembre y yo no lo armé. Tampoco pienso hacerlo.

No se trata de que pretenda hacerme el recio, ni el rebelde anti-sistema, ni tampoco de un arcaico sentimiento anti-navideño, del tipo que muchos compatriotas expresan acerca de la reciente tradición de celebrar otra fiesta foránea y de origen pagano, como Halloween.

Sucede, simplemente, que no tengo ni me interesa tener arbolito de Navidad. Es que no le veo sentido a eso de armar una cosa que luego, al poco tiempo, habrá de proceder a desarmarse. Algo así como tender la cama diariamente: ¿CON QUE OBJETO?…si a la mañana siguiente volverá a estar destendida (por eso he decidido – con mucho espíritu práctico- dormir sin sábanas, o a lo sumo, envuelto en ellas) y en el caso del arbolito es aun peor, porque se arma para un mes, y el resto del año está ahí, ocupando un lugar al cuete, recordándonos con su inútil presencia que falta un año para las fiestas y las vacaciones, mientras acumula tierra y polvo.

Podría decírseme que es un símbolo que hace al espíritu navideño.

¡PAMPLINAS! El espíritu navideño lo hace uno mismo, en comunión con sus afectos: familiares, amigos, parejas, conocidos, mascotas, etc. Lo contrario sería igual a creer que la patria está en la bandera, cuando todos sabemos cómo dice la canción, que “las banderas son palos con jirones que flamean”.

Sin embargo, pese a esta realidad que me parece evidente, año tras año parece exaltarse más y más la importancia, incluso la necesidad de armar el dichoso arbolito. De esta forma, hace varios días que todos los medios de comunicación (especialmente los magazines televisivos, verdaderos opios posmodernos de los pueblos) se vienen dando consejos, recomendaciones, tips y pareceres sobre la altura, color, y los adornos que debe lucir el susodicho, para mejor engalanar los hogares y ser la envidia del resto de la cuadra.

Si no me creen, la semana pasada otro día en el semanario Frente Obrero, apareció un artículo titulado “Como armar un arbolito clasista, combativo y popular”, en la que daba varias sugerencias: usar granadas y balas en lugar de chirimbolos, en vez de la estrella de Belén, coronarlo con una hoz y un martillo, y suplantar las guirnaldas por plataformas reivindicativas.

Lo peor es que no se trata solo del arbolito, sino todos los oropeles que lo acompañan. Tomemos el ejemplo del pesebre. Está el pesebre típico para el cristiano medio, con: José, María, el niño Jesús, algunos animales, y los reyes magos. Pero también está el pesebre versionado para los católicos ultra-conservadores, en el que todas las figuras vienen con el rostro de monseñor Sturla.

Ni la política se salva de este verdadero frenesí navideño. Si, mis amigos y amigas, porque si sus convicciones tiran para el lado izquierdo de la vida, pueden hacerse con el pesebre revolucionario, en el que la Santa Familia, aparece con las caras del Pepe, Lucía y Yamandú Orsi. Del otro lado del espectro político, en el pesebre cabildante figuran Manini, Irene Moreira y Domenech como el niño Jesús, quien con los brazos estirados en dirección a Manini, se presenta en claro gesto de admiración y deseo de adopción hacia la paternal figura del general retirado, encumbrado ahora como figura bíblica. Dentro del Partido Nacional, los votantes más conservadores pueden elegir decorar el pesebre con las tradicionales figuras del Cuqui, Julita y Cuquito. Se comenta que para estas fiestas pensaban actualizarse, con Lacalle Pou ocupando el rol de San José, pero parece que hubo desencuentros en los otros roles: Beatriz Argimón, Graciela Bianchi y Romina Celeste competían por el de María, y Álvaro Delgado y Laura Raffo por el el del niñe Jesús.

Y de yapa, para los más patriotas, pueden optar por el pesebre nacional, en el que se encuentran Artigas e Ida Vitale como José y María respectivamente, Battle y Ordoñez aparece en el lugar de Jesús, y José Pedro Varela, Carlos Paez Vilaró y Obdulio Varela ocupan el lugar de los reyes magos.

Pero la razón más importante, la verdadera causa por la cual me niego rotundamente a armar el arbolito, es que pensaba comprarme uno en alguna sucursal del Clon, pero según la revista Galería eso está De Menos. Y cuando no se puede aspirar a ser un snob que está De Más (traer tu propio abeto plateado noruego como árbol de navidad), hay que saber conformarse con no ser un pichi que está De Menos.

 ¿No les parece?

Rodrigo Tisnsés

Escritor rochense, nacido en 1979. Actualmente se desempeña como profesor de Inglés en Secundaria y UTU. Fue columnista en El Este entre julio de 2001 y agosto de 2004, y nuevamente desde julio de 2020. Hizo radio en Navegante FM (Autopista al Infierno) de julio de 2011 hasta diciembre de 2012, y luego en FM Boedo de Buenos Aires en los años 2017 y 2018. A su regreso a Rocha estuvo como panelista en ‘No es un día más’ y ‘La Guillotina’. En 2014 publicó su primera novela «Jesús de Valizas».

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