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Estudio sobre mujeres privadas de libertad

Presentaron este miércoles un estudio que revela las principales problemáticas y necesidades de las mujeres privadas de libertad, realizado por Nómade y Vida y Educación.

Se presentó este miércoles el resultado de la investigación «Diagnóstico sobre la situación actual, las principales problemáticas y necesidades de las mujeres privadas de libertad en Uruguay», realizada en el marco del proyecto Crisálidas de la Unión Europea.

La presentación del informe estuvo a cargo de Andrea Hernandez ,Co coordinadora del Proyecto Crisálidas; Florencia Roldán, de Nómade Consultora, y Julia Capellán, representante de la Organización Vida y Educación.

¿Quiénes son las mujeres privadas de libertad en Uruguay?

Entre los principales hallazgos, mencionaron que el 96,1% de las mujeres privadas de libertad encuestadas son uruguayas, mientras el resto de procedencia brasileña, dominicana y venezolana.

Por otro lado, revelaron que «el nivel educativo máximo alcanzado por la población de mujeres privadas de libertad está por debajo de la media del país». Un 74,7% no completaron el primer ciclo de la enseñanza media y el 94,7% de ellas no acreditó el segundo ciclo, mientras que la educación terciaria o universitaria es prácticamente inexistente entre las mujeres privadas de libertad. 

Pero la dimensión educativa mostró cifras más dramáticas en el interior del país. «Entre quienes manifestaron haber cursado sólo primaria, un 50% están localizadas en unidades penitenciarias del interior del país y un 32,8% en Montevideo. Quienes no alcanzaron a completar el primer ciclo de la enseñanza media están localizadas el 73,8% en Montevideo y el 78,6% en los otros departamentos. 

Además, confirmaron que el 93,5% de las mujeres que se encuentran en Montevideo y el 100% de las recluidas en el interior del país no acreditaron la educación media completa (primer y segundo ciclo).

La investigación también indagó sobre las causas que llevaron a estas mujeres a desvincularse del los contextos educativos. Un 21% dejó de estudiar por desinterés o desinformación, un 21,9% por dedicarse al cuidado de hijas e hijos, un 20,3% por dedicarse a tareas de cuidados en el hogar, un 17,1% por trabajo y un 12,5% debido a otras causas. 

De acuerdo a entrevistas con las reclusas, identificaron otros causales que fomentaron la desvinculación educativa, como el inicio de consumo de sustancias psicoactivas o contextos familiares desfavorables para la continuidad educativa. «Todas han experimentado desde la primera infancia situaciones de desamparo y de muy poco o inexistente apoyo: falta de alimentación, de un lugar adecuado para vivir, violencia intrafamiliar», detalla el informe. 

De los relatos de las mujeres también se desprendió que aquellas que están finalizando sus estudios dentro del sistema carcelario, visualizan el tiempo de encierro como una oportunidad para estudiar que no tuvieron antes y que les permitirá proyectarse laboralmente al recuperar la libertad. 

También se pudo saber que otra porción de mujeres que estudian, en especial las de mayor edad y con enfermedades complicadas, lo hacen con el objetivo de redimir la pena y poder salir antes, acceder a mejores tratamientos médicos y estar con sus familias. 

Con respecto al trabajo, la investigación concluyó que un 68,3% de las mujeres que están actualmente privadas de libertad accedieron en el pasado a uno o varios trabajos remunerados formales, mientras que un 32% no accedió. «La información recopilada apunta a que la temprana deserción del sistema educativo formal, sumada a la maternidad temprana y a las tareas de cuidados, redundó en trayectorias laborales muy precarias, incluso dentro de la formalidad», dice el informe. 

Y añade: «Los relatos evidencian condiciones de trabajo precarias y la necesidad de recurrir a otras fuentes de ingresos (algunas ilegales) que les permitieran la sustentabilidad de sus familias. Así, en algunos casos aparecen el trabajo sexual, el contrabando y la venta de drogas como formas de conseguir dinero fácil y rápido».

Sobre el informe

El estudio fue realizado por Nómade y Vida y Educación, en el marco del Proyecto Crisálidas, financiado por la Unión Europea, y cofinanciado y ejecutado por la Universidad CLAEH e INCIDEM. 

Se trata de una investigación inédita en en el pais, que integra la perspectiva de género en el análisis de la situación de las mujeres privadas de libertad en el país. 

Para la elaboración del diagnóstico la organización Vida y Educación realizó entrevistas en profundidad y encuestas, entre agosto y octubre de 2022, a 120 mujeres privadas de libertad de tres establecimientos del país (Montevideo, Salto y Rivera).

Caras&Caretas.

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