El pasado viernes 1° de setiembre se celebraba el 149° aniversario de La Paloma, en el Centro Cultural de La Paloma (ahora Centro Cultural Nacional) Aprovechando la presencia del Intendente, un grupo de vecinos aprovechó la ocasión para manifestarse y expresar su opinión contraria a lo sucedido pocas horas antes, cuando el gobierno departamental quiso retirar al proyecto La Paloma Limpia del lugar donde funciona, y también a la obra de protección costera llevada adelante en Costa Azul, que hasta ahora parece haber arruinado, más que protegido, a la popular playa.

Lo que sigue ha trascendido lo suficiente como para narrarlo: el Intendente se fue abucheado del Centro Cultural por un grupo de vecinos que parecían bastante exaltados.

Sin ser ningún tilingo, no me gustó lo que vi en el video que ha circulado en redes y medios. Puedo entender la frustración, el enojo y la rabia de muchos vecinos. Pero entiendo que gritarle como exasperados al Intendente, mientras éste se marchaba, no suma nada a los motivos de la protesta. No le da ninguna fuerza mayor a la razón de los argumentos. Había muchas vecinas y vecinos reclamando, manifestándose con carteles, con su presencia nutrida y sólida.

La figura del Intendente como institución, como representación de quien ejerce el gobierno departamental de Rocha, o cualquier otro departamento, debe ser respetada, más allá de quien ocupe ese cargo en forma circunstancial… (¡y vaya si deseo que el actual Intendente lo ocupe en forma circunstancial!) y por más que a veces él mismo se encargue, con acciones o dichos de no respetar ni su cargo ni su investidura. Por ejemplo, usando sus redes sociales para usar adjetivos descalificantes contra dirigentes de la oposición.

Hasta aquí, la primera parte de lo que opino sobre el episodio reciente.

La segunda tiene que ver con la dificultad evidente, o tal vez sea desinterés manifiesto, que parece tener el denominado “Gobierno de Todos” por ser efectivamente un gobierno de todos, en vez de resultar un simple slogan propagandístico. El reciente episodio en La Paloma es uno más en lo que parece ser un relacionamiento a los tumbos con los diferentes Municipios, incluyendo los que son gobernados por alcaldes del Partido Nacional. Con el de Castillos se ha dado prácticamente desde el inicio, con amenaza de renuncia incluida en ocasión de la elaboración del presupuesto quinquenal.

Lo que sucedió el jueves de la semana pasada con el proyecto de La Paloma Limpia, fue un nuevo ejemplo de la prepotencia con la que de tanto en tanto se maneja el gobierno departamental. Más allá de que el local sea de la Intendencia, y tenga legalmente la potestad de darle el uso que determine, las formas son lo que llama la atención. Sabiendo que en el predio funciona un proyecto ambiental apoyado por el Municipio, que incluso fue premiado por el gobierno nacional, deberían haber coordinado la acción con la autoridad local. ¿O la descentralización que predican es otro slogan más?

Peor aún es lo que sucede con el proyecto de defensa de la faja costera de Costa Azul. Un proyecto, que según se dijo, tiene la intención de proteger la playa de Costa Azul y las viviendas de una cantidad de vecinos, que actualmente están amenazadas por los efectos del cambio climático y la desaparición de las dunas, producto de que muchas de esas construcciones fueron hechas sobre las mismas dunas que hoy faltan.

El problema es que en este caso el gobierno departamental actúo con prepotencia y soberbia. Prepotencia, porque en ocasión de tratar el tema en la Junta Departamental, sólo admitieron recibir a vecinos que estaban en favor de dicha obra. Los vecinos de la misma playa que se oponían, nunca fueron recibidos, y mucho menos oídos en el Plenario de la Junta; aunque todos ellos deberán abonar la contribución por mejoras con la que se financiará la obra. Y soberbia, porque se negaron a escuchar otras opiniones técnicas respecto a la obra proyectada, y otros tipos de intervención posibles.

Así, con la misma agilidad con la que se movería un elefante en una cabina telefónica, el gobierno departamental dio curso a esta obra, que ahora, viendo los resultados, ha generado las reacciones de tristeza, consternación, frustración, molestia y enojo en muchos vecinos que previamente habían manifestado sus dudas u oposición respecto al mismo.

Mientras tanto, el “gobierno de todos”, en vez de intentar entender la voz y opinión de esos vecinos, parece decidido a avivar aún más esa brasa ardiente. De este modo, pudimos ver y oír explicaciones, cuando menos contradictorias, por parte del Director de Medio Ambiente de la IDR (quien es conocido por su trabajo con cetáceos, no por obras de ingeniería costera) respecto a los resultados de la obra y sus efectos. Y hace pocos días, un ex-edil, y hoy Director de la IDR, directamente acusó al Frente Amplio de ser quien está detrás de la críticas a la obra de Costa Azul.

O sea, el razonamiento en este caso parece ser: si están de acuerdo con lo que hacemos, son ciudadanos y vecinos rochenses; pero si están en contra, seguro son militantes frentistas que se oponen por el simple ejercicio de oponerse.

La duda que tengo es sí se trata de un solitario ensayo de defensa de este Señor Smithers del Intendente, o si se trata de una forma de pensar y opinar generalizada entre los altos mandos del gobierno departamental.

Porque si fuera esto último, además de ser por demás preocupante por la linealidad del “razonamiento”, los choques y problemas de convivencia, con gobiernos y autoridades locales, y con grupo de vecinos, seguirán siendo la norma más que la excepción.