Semanas atrás, en la Mesa de Análisis Político del conocido programa En Perspectiva, se produjo una polémica que involucró a los politólogos Adolfo “Fito” Garcé y Daniel Bouquet.
Sobre el final mismo de esa mesa de análisis integrada por 3 politólogos (los dos mencionados y Daniel Chasquetti) y el conductor Emiliano Cotelo, Garcé expresó: “Hay que dar un paso más en esta discusión sobre los paros en la enseñanza: yo creo que no debe haber más paros. En la enseñanza no puede haber más paros. Tenemos que encontrar una manera más civilizada de expresar nuestros reclamos, lo hablo como profesor de la UDELAR. Desde luego que hay muchas cosas para cambiar y que tenemos que poder reclamar, pero cada paro en la enseñanza es un golpe al futuro. Cada minuto de paro es un golpe al futuro. Destruye comunidades educativas. Destruye las ganas de la gente de ir a los liceos, escuelas y universidades. No nos podemos seguir dando ese lujo”.
Esto generó la réplica de Bouquet, repleta de sarcasmo y confianza, ya que hace más de 30 años que los dos trabajan juntos: “estoy sorprendido que Fito se haya pasado al lado carnero de la vida”. Luego de un rápido intercambio entre los contertulios, Bouquet precisó que: “hay gente que está del lado carnero de la vida, porque el derecho de huelga es un derecho constitucional, pero entonces hay mucha gente que dice ‘claro, es un derecho, pero es un desastre entonces no deberían nunca hacer un paro’ (…) Entonces, vos me podés decir ‘hay demasiados paros y debería haber menos’, estoy dispuesto a discutirlo, ahora, si vos me vas a decir ‘no puede haber más paros’ ese es el lado carnero de la vida”.
Frente a esto, Garcé culminó aclarando que él no se refería a eliminar el derecho de huelga, sino a llegar o acordar algún tipo de pacto o consensos que elimine los paros en la enseñanza.
A quien le interese, en éste enlace puede ver esa mesa: «Cada paro en la enseñanza es un golpe al futuro…» y otros telegramas.
La polémica no terminó ahí, porque días más tarde, en el mismo programa, Garcé, Cotelo y Chasquetti (lamentablemente Bouquet no estaba) volvieron a referirse al tema, y en su editorial de El País de los domingos, Martín Aguirre fustigó a Bouquet por su frase, a la vez que se solidarizó con Garcé.
Todo este intercambio, y la reacción de Aguirre me llevó a reflexionar acerca de porqué parece haber generado tamaña reacción la respuesta de Bouquet, cuando fue dicha con evidente sarcasmo y cariño hacia un colega y amigo.
Y la única respuesta que me cierra, es que efectivamente existe un lado carnero de la vida, y se sienten agraviados, injuriados, quienes creen (o más bien se saben) que se encuentran de ese lado de la vida, por ejemplo, Martín Aguirre.
Según Garcé (a quien no considero que se encuentre del lado carnero de la vida) “cada paro en la enseñanza es un golpe al futuro” y además “destruye las ganas de la gente de ir a los liceos, escuelas y universidades”. Me extraña que cometa tamaña hipérbole, cuando hay otros aspectos que condicionan de forma mucho más directa la calidad de la enseñanza que reciben nuestros jóvenes: salones que se congelan en invierno y son un sauna noviembre, diciembre y marzo; clases superpobladas; falta de equipos multidisciplinarios para abordar situaciones familiares y personales complejas de los alumnos; falta de materiales didácticos; estructuras edilicias en mal estado (humedades, pisos rotos, techos que se llueven, etc)
De hecho, estoy convencido que influye mucho más en la “destrucción de comunidades educativas” el (mal) ejemplo que ven en aquellos docentes que sistemáticamente faltan, haciendo usos y abusos de todo tipo de licencias, que los paros que puntualmente puedan darse en la enseñanza.
Sobre finales del año pasado, las autoridades de la educación, que se encaminaban hacia la “transformación educativa” que se inició este año, resolvieron que no se contabilizarían las faltas del año en curso, y que aquellos estudiantes que no habían alcanzado la suficiencia durante el curso, tendrían la posibilidad de contar con dos semanas de clases de recuperación en diciembre para intentar llegar a la suficiencia. O sea, el mensaje que se les dio a los alumnos (y las familias) que se preocuparon por tener una asistencia regular y estudiar para salvar las materias, es que no importaba nada de eso, porque se tenía una “franquicia” de dos semanas a fin de año, sin importar si el alumno tenía 10, 15 o 150 faltas. ¿Acaso eso no desmotiva y destruye mucho más las ganas de los alumnos de ir a clases que un paro? ¿A qué educación de calidad podemos o queremos aspirar si cada 10 o 15 años, llega un gobierno al que se le ocurre realizar una reforma o transformación educativa? Eso, también influye, y mucho más, en las comunidades educativas. Nos sobran eslóganes rimbobantes y nos falta carnadura.
Al igual que Bouquet, yo estoy dispuesto a discutir si hay muchos o pocos paros en la enseñanza, y en que nivel y sistema de la enseñanza. Porque hay diferentes gremios según se trate de Primaria, Secundaria, UTU y la Universidad. ¿Cuántos paros hubo el año pasado en cada uno de estos niveles y subsistemas? Pero de ninguna manera estoy dispuesto a discutir la posibilidad de que no se realicen más paros.
Hay límites a todo debate/discusión. Imaginen que a algún político populista se le ocurriera, en pleno siglo XXI eliminar el derecho de huelga, o en vista de la “flexibilidad laboral y del mercado” eliminar el derecho al descanso semanal, o a la seguridad social. O que directamente plantee volver a implantar la esclavitud, por ejemplo. Podrá sonar absurdo, pero lamentablemente siento que, en general, no estamos tan lejos de que aparezca algún político sosteniendo esa propuesta.
Hoy, cuando escribo esto, hace más de 70 días que se inició una huelga de guionistas en Hollywood, a la que ha seguido una huelga de actores. Sí, precisamente en el corazón de la industria del entretenimiento y el espectáculo se está desarrollando una huelga sumamente intensa y prolongada. Siguiendo el razonamiento de Fito Garcé, con esta medida, guionistas y actores están perjudicando a toda la industria del cine (que no está pasando su mejor momento en taquilla, dicho sea de paso) por tanto no deberían ejercer el mismo.
Sin lugar a dudas sería mucho mejor un mundo en el que los trabajadores no tuviesen que recurrir a paros ni huelgas para reclamar por sus derechos o mejoras en sus condiciones laborales, pero como vemos, hasta en Hollywood tenemos personas que están de un lado y otro de la línea donde se traza el lado carnero de la vida.